domingo, 25 de marzo de 2012

"Mi mejor regalo"

Cada vez que Juan piensa en su infancia no puede quitarse del recuerdo a su madre. Cuando él tenía 10 años, una grave enfermedad que, por entonces él no conocía, la privó de su presencia.
      Su madre, a la que él se sintió siempre profundamente unido dejó un marido y un hijo él comenzando a vivir. Juan, siempre que recuerda todo lo sucedido, agradece la claridad con la que sus padres le hicieron vivir lo que estaba sucediendo. Todavía tiene guardado en sus pupilas y en su corazón un buen puñado de recuerdos que, por ser duros, no dejaron de ser importantes en su vida.
      Cuando a su madre parecía que se le escapaba la vida a borbotones, lo llamó junto a su lecho. “Juan- le dijo-, tú sabes que en casa no abunda la riqueza, bueno, no abundan cierto tipo de riquezas, pero hoy querría dejarte mi mejor tesoro”. Él, que no entendía muy bien lo que estaba pasando, se sorprendió aún más cuando descubrió que ese tesoro era un libro.
      “Esto es lo mejor que puedo dejarte, hijo- le susurró su madre-. Estoy seguro que te hará feliz. Pero sólo a condición de que nunca pases de página hasta que logres vivir lo que has leído en la anterior. Sólo al final encontrarás el mejor tesoro”.
      Tras el funeral, Juan se prometió no abrir ese libro. Con el tiempo, sin embargo, se decidió a ir ojeando sus páginas. Cuando recordó las palabras de su madre, recordó su promesa y fue página por página. Los títulos de sus capítulos resultaban interesantes: aprender a perdonar, rehacer tu vida tras un golpe, quererte en su justa medida, afrontar con decisión las dificultades, ser coherente con lo que piensas... Lo que parecía un simple libro se convirtió en una auténtica escuela de vida y una tarea llamada a terminarse en unos pocos días se dilató un buen puñado de años... Pero, como todo llega, al final sólo quedaba una página que leer. A Juan le brillaban los ojos. Aquel libro había supuesto muchos esfuerzos y ahora iba a encontrar en la última página el mejor tesoro de su madre. ¿Qué sería? Con una sensación mezcla de miedo y de ilusión se decidió a pasar aquella última página.
      No había nada escrito, es más, ni siquiera era una página más. Era sólo un espejo. “Querido Juan- decía un mensaje sobre él-“ No sé cuánto te ha llevado llegar hasta este punto. Es posible que mucho, porque ir aprendiendo a vivir lleva su esfuerzo y necesita tiempo. Si hoy estás leyendo este mensaje significa que has superado y aprendido muchas cosas. Hoy puedes mirarte al espejo con orgullo. Tú eres el mejor tesoro que yo podía dejarte a ti mismo. Te quiero, hijo.
Mamá”.


Este cuento nos quiere decir que aprender a vivir lleva su tiempo. Aprendemos a medida que vamos creciendo y vemos la realidad de las cosas, también, debemos estar orgullosos de nosotros mismos por vivir. 

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